Ahora será la contrata municipal la que tendrá que emplearse a fondo para volver el convoy a su estado original.
Para gustos los colores, aunque parece que el rojo no era del agrado de los que la noche del jueves al viernes decidieron colarse en las instalaciones del funicular de Artxanda y dejar su sello en la carrocería del emblemático transporte. Borrar tan críptico mensaje será misión de la contrata municipal que, como la Real Academia, «limpia, fija y da esplendor».
Noticia aparecida en El Correo